EL VESTIDO DE NOVIA QUE INSPIRÓ UN LIBRO


   Cuando el matrimonio de Kevin Cotter terminó en divorcio, la mujer con la que había estado casado por más de una década tomó sus pertenencias y se fue de casa, sin embargo, hubo algo que no formó parte de la mudanza: su vestido de novia. Habiéndose cerciorado de que aquello era intencional y no había manera de convencerla de que se lo llevara, él le preguntó qué se suponía que debía hacer con el ajuar, a lo que ella respondió, palabras más palabras menos, haz lo que quieras.

   En medio de la ruptura y con un vestido de novia en su haber, Kevin asistió a una reunión en la que compartió la difícil situación que atravesaba, pero de forma inesperada su desahogo dio pie a una lluvia de ideas en la que los presentes dejaron volar su imaginación sugiriéndole lo que podía hacer con él. Esa ingeniosa lista, que bien pudo quedar en el ámbito privado, fue el inicio de una aventura que transformó la tristeza y el dolor en una experiencia que le reportó considerables beneficios, pues el hombre decidió abrir un blog que llamó el vestido de novia de mi exesposa en el que iba documentando cómo ponía en práctica los consejos que le habían dado, de manera que los internautas comenzaron a ser testigos de las decenas de usos que se le podían dar a la prenda:  espantapájaros, cortina de baño, colador de pasta, disfraz, hamaca, etc.

   Ya sea porque se trataba de una temática muy original o porque resonaba emocionalmente con muchas personas, cada publicación sumaba más y más adeptos al sitio web, por lo que gracias a su éxito terminó convertido en un libro titulado “101 usos para el vestido de novia de mi exesposa”, un texto que ha gozado de gran aceptación entre los lectores que ven en sus líneas una historia cargada de humor y resiliencia, aunque claro, también hay quienes opinan que todo lo que hizo tiene un nombre bastante conocido: Despecho.





 

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